Mi cuerpo comenzó a reaccionar, no sé si por nerviosismo o por felicidad, supe que había llegado el momento. Mi cuerpo sabio se soltó, tras un suspiro y una conversación con la matrona, después de tanta inoperancia del equipo médico de la institución en la cual me había controlado durante 9 meses, finalmente tome la decisión de tenerlo en casa.
Por lo cual entendí que siempre lo quise así. Mi cuerpo sin experiencia y mente inquieta, se estremecieron, pero luego tras una variedad de sensaciones se entregaron y supieron que el magnífico momento había llegado. No sabía dónde, pero ahí estaba, tras un instante, nada del plano físico me hacia sentido, todo lo que fui capaz de interpretar dejo de existir para mí. Estaba mirando hacia adentro con los ojos del alma, entre sombras, dolores, quejidos, alegría, sorpresa y expectante, me encontraba movilizando mi pelvis, sin entender, solo dejándome llevar por el vaivén de las contracciones y vocalización desde mi alma.
Los tejidos de mi ser, totalmente comprimidos y entrelazados, comenzaron a danzar junto a esa mágica experiencia y minuto a minuto se entregaron al compas del esplendoroso mantra que se escuchaba de fondo y lentamente comenzaron a destrenzarse, para abrir paso a través de la abertura de mi pelvis al pequeño cuerpecito, encajándose y dilatando en cada instante.
Finalmente tras el cansancio de casi 12 horas de trabajo de parto, de forma natural comencé a pujar, tras 5 pujos extenuantes y junto a la compañía de la matrona y mi pareja, recibimos al pequeño Dante Eluney, con mucha felicidad, y yo sin poder expresar ninguna palabra. Estaba atónita ante la llegada de este ser tan mágico que vino a alegrar mi vida y la de su padre. Quede muy satisfecha luego de entender que el parto natural significo una mayor intimidad y conexión con mi familia, además de sentirme siempre resguardada en mi casa y liberando todos mis temores y sentimientos retenidos, confiando en el instinto de mi cuerpo y en la sabiduría de todo lo que me hace ser mujer.
Y agradeciendo totalmente a la profesional que se encontraba con nosotros la cual nos dio confianza y apoyo para que esto resultara de la mejor forma posible. El parto en casa es la mejor experiencia que he tenido, es lo que me ha hecho reconectar con mi sabiduría femenina y confiar en mi instinto al momento de la crianza.
¡Que más mujeres se entreguen a esta inolvidable experiencia natural!